Apocalipsis 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Disculpas a nuestros lectores por dilatar tanto en la escritura de nuevos mensajes u estudios. Les rogamos nos disculpen y nos den una nueva oportunidad de llevar la Palabra de Dios a todo el mundo.
Disculpas a nuestros lectores por dilatar tanto en la escritura de nuevos mensajes u estudios. Les rogamos nos disculpen y nos den una nueva oportunidad de llevar la Palabra de Dios a todo el mundo.
Hoy queremos exponer un sencillo tema, que muchos conocemos. Dios le dice a una de las Iglesias del Asia antigua mencionada en Apocalipsis que ella se había comprometido con El, y la comienza elogiando, dándole reconocimiento a la obra de servicio y entrega que esta iglesia (Efeso) mostraba por Dios.
Sin embargo, a pesar de toda su obra y esfuerzo, Dios les saca en cara un pequeño pero inmenso detalle que opacaba la obra hermosa de Efeso. Dios les recalca por medio de Jesucristo que a pesar de todo lo que hacían por El, se habían del primer amor. El con ternura pero con autoridad les exhorta a recapacitar y a "volver a lo básico" en sus vidas cristianas.
¿NO se nos hace particularmente similar a la Iglesia actual? Hemos creido en Cristo como UNICO Y SUFICIENTE SALVADOR DE LA HUMANIDAD, y muchos al igual que su servidor (el escritor) deseamos servir a Dios. Muchos comenzamos nuestras vidas cristianas en humildad y sencillez y nuestra entera devoción era Dios.
Veníamos del mundo apaleados, llenos de achaques y males, cargados de pecados, culpa y heridos por la serpiente antigua. Más al recibir a Cristo, nuestras vidas cobraron sentido y comenzamos a vivir en una nueva dimensión espiritual respaldados por el Espíritu Santo, que paulatinamente ha ido haciendo una obra regeneradora y restauradora en nuestras vidas.
¿Te acuerdas cuando te regalaron o compraste tu PRIMERA BIBLIA? Yo me recuerdo que a mi, mi primera Biblia me costó $8.00 y era pequeña de bolsillo. Años después iba usando Biblias de mi familia que eran más grandes para después comprar mi segunda que me costó $16.00
¿Te acuerdas cuando comenzabas a orar que no sabías que decir? No orabas porque te daba pena o porque no sabías como, y a lo largo de tu trayecto has aprendido a orar por buenos ratos.
Del servicio no se diga. Eramos una basura sin Dios, pero El nos hizo reyes y sacerdotes para Dios El Padre. Reyes para liderar con equidad y amor, y sacerdotes para servir en la Presencia de Dios.
Ahora que lo tenemos todo y más, muchos nos hemos olvidado de donde Dios nos sacó. Nos hemos acostumbrado a Dios que ya no nos hace falta. Hemos leído la Biblia tanto que hoy nos aburre volver a leerla. Creemos que con orar 1/2 hora al día basta, cuando Cristo nos instituyó al menos 1 hora Diaria (vease el pasaje de Jesús en el Getsemaní).
Volvamos a Dios. No nos olvidemos de donde nos sacó. EL quiere hacer grandes cosas en nuestras vidas. A pesar de servir y buscar a Dios, El no desea sacrificios que "yo lo daría". El quiere corazones sencillos y humildes ante El, y en ellos es donde obra.
Seamos sinceros y reconozcamos que hemos dejado que muchas otras cosas tomen el lugar que a Dios le corresponde en nosotros. Hemos puestos nuestros ministerios, nuestro liderazgo, nuestro servicio antes que a Dios, y esto no debe ser así.
NO dejes que tus éxitos te opaquen el amor de Dios en tu vida. Recuerda de donde te sacó Dios, y pon los pies en la tierra. SIN DIOS, TU Y YO NO VALEMOS NADA.
Sin embargo, a pesar de toda su obra y esfuerzo, Dios les saca en cara un pequeño pero inmenso detalle que opacaba la obra hermosa de Efeso. Dios les recalca por medio de Jesucristo que a pesar de todo lo que hacían por El, se habían del primer amor. El con ternura pero con autoridad les exhorta a recapacitar y a "volver a lo básico" en sus vidas cristianas.
¿NO se nos hace particularmente similar a la Iglesia actual? Hemos creido en Cristo como UNICO Y SUFICIENTE SALVADOR DE LA HUMANIDAD, y muchos al igual que su servidor (el escritor) deseamos servir a Dios. Muchos comenzamos nuestras vidas cristianas en humildad y sencillez y nuestra entera devoción era Dios.
Veníamos del mundo apaleados, llenos de achaques y males, cargados de pecados, culpa y heridos por la serpiente antigua. Más al recibir a Cristo, nuestras vidas cobraron sentido y comenzamos a vivir en una nueva dimensión espiritual respaldados por el Espíritu Santo, que paulatinamente ha ido haciendo una obra regeneradora y restauradora en nuestras vidas.
¿Te acuerdas cuando te regalaron o compraste tu PRIMERA BIBLIA? Yo me recuerdo que a mi, mi primera Biblia me costó $8.00 y era pequeña de bolsillo. Años después iba usando Biblias de mi familia que eran más grandes para después comprar mi segunda que me costó $16.00
¿Te acuerdas cuando comenzabas a orar que no sabías que decir? No orabas porque te daba pena o porque no sabías como, y a lo largo de tu trayecto has aprendido a orar por buenos ratos.
Del servicio no se diga. Eramos una basura sin Dios, pero El nos hizo reyes y sacerdotes para Dios El Padre. Reyes para liderar con equidad y amor, y sacerdotes para servir en la Presencia de Dios.
Ahora que lo tenemos todo y más, muchos nos hemos olvidado de donde Dios nos sacó. Nos hemos acostumbrado a Dios que ya no nos hace falta. Hemos leído la Biblia tanto que hoy nos aburre volver a leerla. Creemos que con orar 1/2 hora al día basta, cuando Cristo nos instituyó al menos 1 hora Diaria (vease el pasaje de Jesús en el Getsemaní).
Volvamos a Dios. No nos olvidemos de donde nos sacó. EL quiere hacer grandes cosas en nuestras vidas. A pesar de servir y buscar a Dios, El no desea sacrificios que "yo lo daría". El quiere corazones sencillos y humildes ante El, y en ellos es donde obra.
Seamos sinceros y reconozcamos que hemos dejado que muchas otras cosas tomen el lugar que a Dios le corresponde en nosotros. Hemos puestos nuestros ministerios, nuestro liderazgo, nuestro servicio antes que a Dios, y esto no debe ser así.
NO dejes que tus éxitos te opaquen el amor de Dios en tu vida. Recuerda de donde te sacó Dios, y pon los pies en la tierra. SIN DIOS, TU Y YO NO VALEMOS NADA.
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