Creo que todos los que leemos esta página somos seres humanos comunes y corrientes. Es por ello que me atrevo a exponer la siguiente reflexión:
Todos los que hemos creído en Cristo hemos nacido de nuevo, y tenemos la salvación y la vida eterna. Pero muchos realmente no estamos dando frutos dignos de Dios.
Todos somos diferentes. A pesar de creer en Dios, todos tenemos áreas en nuestras vidas que no se las hemos entregado al Señor. Algunas de ellas pueden ser: nuestro carácter, nuestro vocabulario, nuestra manera de actuar y tratar a los demás, resentimiento y raíces de amargura, transtornos sexuales...
Muchos creyentes somos tildados de hipócritas por los demás pues decimos vivir para Dios y vivimos para el mundo. No es lo mismo que nos difamen falsamente a que tengan motivos para ello, mucho más si nosotros lo hemos provocado.
Muchos damos mal testimonio o un testimonio falso de lo que somos. Nos escudamos en la razón de que "somos imperfectos" y no hacemos el mínimo esfuerzo por cambiar esas áreas de nuestras vidas que nos están robando la paz y comunión con Dios.
La mayoría de las Iglesias están llenas de gentes que no les importa si viven para Dios o para el mundo. Inclusive personas que han sido creyentes modelo hoy han caído en ese vaivén del enemigo.
Mi motivo en esta hora es que todos nosotros reflexionemos y meditemos un momento:
- ¿Existen en mi vida áreas que deseo o necesito cambiar?
- Cuando la gente me critica o calumnia ¿son acusaciones falsas o no? ¿les he dado motivo para hacerlas?
- ¿Mi vida es mejor que la que tenía antes de conocer a Cristo?
- ¿Voy a la Iglesia pero mi corazón se siente vacío?
- ¿Paso la mayor parte de mi vida enojado, triste y amargado?
- ¿Cuánto tiempo tengo de intentar cambiar y no logro nada?
- ¿Será que Dios se olvidó de mi y ahora me odia?
- ¿Habré perdido mi salvación?
- ¿Soy cristiano o no?
- ¿Me deleito en el pecado?
- ¿Es Dios lo más importante en mi vida?
- ¿Los problemas que me ocurren son más grandes que Dios?
Creo que lo mejor que podemos hacer en esta hora es reconocer que tenemos un problema, abrir nuestra vida a Dios. Pero me podrás decir: Yo he pecado muchísimas veces, ¿Dios aún podrá perdonarme?
Aunque yo mismo no entienda por qué, la respuesta es SI. Dios mismo lo afirma: Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Cuando nosotros reconozcamos que tenemos un problema que nos está robando el gozo y el deseo de vivir, y vengamos a Dios en oración, y nos "desnudemos" el corazón ante El no escondiendo nada, y pidamos ayuda y principalmente TOMEMOS LA DECISIÓN GENUINA DE CAMBIAR NUESTRA VIDA, entonces Dios tomará cartas en el asunto y comenzará a obrar.
Dios no nos deja solos. Nos dejó Su Espíritu Santo para guiarnos a toda verdad y justicia. La voz que te dice: "eso no esta correcto", "no lo hagas", "Dios te esta mirando"... Esa es la voz del Espíritu Santo y s momento que comencemos a prestarle atención.
Todos los que hemos creído en Cristo hemos nacido de nuevo, y tenemos la salvación y la vida eterna. Pero muchos realmente no estamos dando frutos dignos de Dios.
Todos somos diferentes. A pesar de creer en Dios, todos tenemos áreas en nuestras vidas que no se las hemos entregado al Señor. Algunas de ellas pueden ser: nuestro carácter, nuestro vocabulario, nuestra manera de actuar y tratar a los demás, resentimiento y raíces de amargura, transtornos sexuales...
Muchos creyentes somos tildados de hipócritas por los demás pues decimos vivir para Dios y vivimos para el mundo. No es lo mismo que nos difamen falsamente a que tengan motivos para ello, mucho más si nosotros lo hemos provocado.
Muchos damos mal testimonio o un testimonio falso de lo que somos. Nos escudamos en la razón de que "somos imperfectos" y no hacemos el mínimo esfuerzo por cambiar esas áreas de nuestras vidas que nos están robando la paz y comunión con Dios.
La mayoría de las Iglesias están llenas de gentes que no les importa si viven para Dios o para el mundo. Inclusive personas que han sido creyentes modelo hoy han caído en ese vaivén del enemigo.
Mi motivo en esta hora es que todos nosotros reflexionemos y meditemos un momento:
- ¿Existen en mi vida áreas que deseo o necesito cambiar?
- Cuando la gente me critica o calumnia ¿son acusaciones falsas o no? ¿les he dado motivo para hacerlas?
- ¿Mi vida es mejor que la que tenía antes de conocer a Cristo?
- ¿Voy a la Iglesia pero mi corazón se siente vacío?
- ¿Paso la mayor parte de mi vida enojado, triste y amargado?
- ¿Cuánto tiempo tengo de intentar cambiar y no logro nada?
- ¿Será que Dios se olvidó de mi y ahora me odia?
- ¿Habré perdido mi salvación?
- ¿Soy cristiano o no?
- ¿Me deleito en el pecado?
- ¿Es Dios lo más importante en mi vida?
- ¿Los problemas que me ocurren son más grandes que Dios?
Creo que lo mejor que podemos hacer en esta hora es reconocer que tenemos un problema, abrir nuestra vida a Dios. Pero me podrás decir: Yo he pecado muchísimas veces, ¿Dios aún podrá perdonarme?
Aunque yo mismo no entienda por qué, la respuesta es SI. Dios mismo lo afirma: Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Cuando nosotros reconozcamos que tenemos un problema que nos está robando el gozo y el deseo de vivir, y vengamos a Dios en oración, y nos "desnudemos" el corazón ante El no escondiendo nada, y pidamos ayuda y principalmente TOMEMOS LA DECISIÓN GENUINA DE CAMBIAR NUESTRA VIDA, entonces Dios tomará cartas en el asunto y comenzará a obrar.
Dios no nos deja solos. Nos dejó Su Espíritu Santo para guiarnos a toda verdad y justicia. La voz que te dice: "eso no esta correcto", "no lo hagas", "Dios te esta mirando"... Esa es la voz del Espíritu Santo y s momento que comencemos a prestarle atención.
Hagamos la siguiente oración: "Señor Jesús. Reconozco que aunque he creído en Ti como Señor y Salvador, no estoy viviendo conforme a Tu Voluntad. Te pido que me perdones y me limpies con Tu sangre. Ya no aguanto más estar lejos de Tu Amor. Quiero volver a hacer las cosas que te agradan solo a Ti y así volver con un corazón sencillo a los momentos en los cuales eramos felices. Gracias por escuchar mi oración. Lo confieso y lo creo en el Nombre de Jesús. Amen"
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