Alerta de Tsunami

Mateo 13:8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.

Los que nos levantamos hoy por la mañana amanecimos con una trágica noticia: un terremoto de 8.9 sacudió a Japón. Víctimas mortales se han mostrado, incendios, edificios destruidos, videos alarmantes de como fue movida la isla de Japón.

Por si esto fuera poco, se ha alertado a varios países de la posibilidad de que se generen Tsunamis, o sea, Olas Gigantes que toquen tierra en distintas horas del día para cada nación.

Las autoridades de las naciones que se verían afectadas ya han mandado comunicados de alerta a la población, incitándoles que guarden la calma, que evacuen zonas de alto riesgo, en especial las zonas costeras y que lindan con el mar.

Miles de niños no irán a sus centros educativos hasta nuevo aviso, debido a la amenaza de un Tsunami. Algunas naciones están preparadas para lo que viene, otras no poseen la experiencia en materia de tsunamis, pero todo el mundo se pregunta lo mismo: "Dios mío, ¿qué está pasando?"

Es un tanto ilógico e irónico que nos acordemos de Dios solamente cuando nos vemos amenazados. Somos dejados y cuando estamos bien ni nos acordamos de Dios. A veces El permite que pasen las cosas para que nos acordemos de El.

Pero lo más duro es reconocer que Cristo Viene y muchos no estamos preparados para el encuentro con El. Las promesas de Dios se están cumpliendo, y aunque estos son principios de dolores, debemos estar alertas, velando no durmiendo.

¿Cómo es posible que ante la amenaza de muerte millones de personas aún no quieren reconocer que Jesucristo es el Señor y Salvador? Muchas personas están cegadas por el pecado, y eso no les permite ver más allá de este mundo. Los cristianos sabemos que despúes de esta vida hay otra, y que es en esta en la cual nos ponemos a cuentas con el Creador, pero a pesar de las amenazas y los desastres que vivimos actualemte, millones de personas cierran sus corazones a Dios y muchos lastimosamente morirán en su error.

Es momento que doblemos nuestro orgullo y reconozcamos que solo Jesús puede perdonar nuestros pecados. No esperes a estar cara a cara con la muerte. Ahora es el momento en el que arregles tu vida ante El.

Si Dios lo permite, el tsunami llegará, sin embargo El tiene poder para deshacerlo si lo desea, pero más que ello le interesa tu alma, tu vida, tu salvación eterna. El te ama y te manda esta reflexión diciéndote que no importa el pecado que hayas cometido, EL te ama y te puede perdonar si así se lo permite a El.