DIOS TE BENDIGA

Bienvenido a "http://mensajesyestudiosmmm.blogspot.com", sitio administrado por la Iglesia Cristiana Pentecostés del Movimiento Misionero Mundial en Santa Ana, El Salvador.

Te invitamos a disfrutar lo que este sitio te ofrece: Una relación personal con Dios. ¿Cómo? Solamente pidiendole perdón al Señor Jesús por tus pecados.

Si ya lo hiciste, ¡Felicidades Hermano/a!, pero si no, te invitamos a que tomes hoy la desición de invitar a Jesús a tu corazón y hacerlo Dios, Señor y Salvador de tu vida.

¿Quieres recibir a Jesús? Repite con todo tu corazón y con fé esta sencilla oración: "Señor Jesús, te pido perdón por todos mis pecados. Creo que moriste en la Cruz y que al Tercer día resucitaste. Entra en mi corazón y hazme hoy un hijo/a tuyo. Gracias por salvarme hoy. En Cristo Jesús, mi Salvador. Amén"

martes, 30 de junio de 2009

Conciencia Intranquila


Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.


En el año de 1,975, un banco fue asaltado en la pequeña ciudad de Xanten (Alemnia). Se trató de un robo a mano armada, durante el cual un rehén halló la muerte. Pese a todos los esfuerzos, la policía no consiguió hallar rastros del culpable y poco a poco el asunto quedó en el olvido. Sin embargo, alguien no lo podía olvidar: el autor de robo.


Esta es la introducción a una pequeña historia que nos servirá de ayuda para el desarrollo del pensamiento en curso. El tema central del mensaje es hablar acerca de la CULPABILIDAD:


¿Qué es la Culpabilidad? Entiéndase como el reproche del alma de una persona que le recrimina acerca de alguna acción del pasado, presente e inclusive futuras.


Muchos desconocen de lo que en si culpabilidad conlleva dentro de ella; a continuación se expondrán algunas de las características generales de este problema que muchas personas (inclusive cristianas) levan dentro de si.


Para ello nos apoyaremos en el Salmo 38, en el cual el salmista David describe la culpabilidad que sentía dentro de sí. Recuérdese que David era hijo de Dios por creer en Jehová. Aún siendo cristianos, eso no nos exonera de que en nuestras vidas experimentemos momentos de culpabilidad.


Retomando, algunas características de la culpabilidad son:


1. La culpabilidad es una de las cargas más pesadas de llevar. (Sal. 38: 1-2)


Jehová, no me reprendas en tu furor, Ni me castigues en tu ira. Porque tus saetas cayeron sobre mí, Y sobre mí ha descendido tu mano.


2. La culpabilidad causa problemas físicos en quien la posee. (Sal. 38: 3-4)


Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí.


3. El alma de la persona que se siete culpable no encuentra reposo nunca. (Sal. 38: 5-7)


Hieden y supuran mis llagas, A causa de mi locura. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, Ando enlutado todo el día. Porque mis lomos están llenos de ardor, Y nada hay sano en mi carne.


4. El culpable cree que ya no hay salida a su problema, que no hay solución a su dolor y que el perdón es imposible de obtener. (Sal. 38: 8)


Estoy debilitado y molido en gran manera; Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.


5. El culpable se siente sucio/a y solo/a. Cree que no hay nadie que le pueda ayudar (Sal. 38:11)


Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, Y mis cercanos se han alejado.


Si bien es cierto, la Biblia habla de que el pecado, sea hecho conciente o inconcientemente trae culpabilidad al ser humano. Levítico 5:17 dice:


Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado.


En otras palabras, a culpa llega al corazón por pecados o acciones cometidas concientes o inconcientes de parte de la persona. El Salmo 51:1-13 nos refleja la culpa que David sintió al haber pecado ante Dios.


Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.


Sentir culpa por los errores y pecados es “normal o natural”; algo extraño o anormal sería el no sentir culpa alguna por los pecados cometidos ó dejarse envolver por la culpa


Retomemos nuevamente la historia de Xanten. El dinero no había hecho feliz al autor del crimen; al contrario, no había podido deshacerse de los reproches de su conciencia. Exactamente trece años y dos días después del asalto al banco, el culpable se puso en contacto con los organismos de Justicia. El hombre de 32 años de edad llamó a la Policía en Xanten y confesó su crimen. Declaró que quería “limpiar el plato”, ya que estaba enfermo de cáncer y no podía acabar con el asunto.


Sabes, existe una solución a nuestros problemas de culpabilidad:


No importa el pecado que hallamos cometido; no importa cual sea nuestra condición actual; la Biblia da el remedio para esta carga. Necesitamos pedir perdón a Dios. Acerquémonos a El. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos.


¿Cuál es la solución para a culpa?


Sal. 38:18 Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi pecado.


Sal. 32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah


Aún cuando no hayamos asaltado un banco ni matado a nadie, quizás en nuestras vidas o en la de “personas decentes” también hay horas negras que preferirían no recordar. Los pecados del pasado pueden roer la conciencia, generalmente cuando menos se lo necesitaría. Sin embargo, estemos contentos cuando nuestra conciencia nos recuerde que hay cosas con las cuales no podemos acabar por nuestra cuenta.


¿Existe alguien que pueda acabar con ellas? Si, ese Alguien existe. No necesitamos ir a la Policía; seguramente ella no podría ayudarnos. El Único que puede hacerlo verdaderamente es el Señor Jesús. Sólo Él quiere y puede quitar la culpa de la vida de cada uno de nosotros, si se lo pedimos.

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