Los momentos más deliciosos de la vida son aquellos en los que nos encontramos a solas con Dios. Cuando no hay nada ni nadie que interrumpe nuestra comunión con Dios.
Momentos en los cuales podemos reír, llorar, cantar, gritar, orar o callar porque estamos ante Dios, sean estos segundos, minutos, horas, días o toda una vida; nuestra alma no se cansa, fatiga o aburre de estar con Dios.
El estar a solas con Dios es un privilegio exclusivo de aquellos que le hemos rendido nuestra vida a Cristo, le hemos pedido perdón, y por lo tanto Su Espíritu Santo nos guía al Lugar Santísimo, en la misma Shekina de Jehová.
Esos momentos no siempre son de bonanza: muchos hombres y mujeres de Dios del antiguo testamento pasaron episodios amargos en sus vidas, pero eso mismo los motivó a entrar al secreto de Jehová. Veían sus problemas como el motivo perfecto para tener comunión con Dios. Su enfoque no estaba en el problema, sino en estar a solas con Dios.
En esos momentos nadie más cabe. Es como una balsa o embarcación, en la cual solo cabes TU y DIOS al otro lado. Un tercer individuo hundirá la embarcación. Todo aquello que quiera entrometerse en nuestros momentos íntimos con Dios debemos eliminarlo de raíz. Debemos ser radicalmente estrictos en que nuestro tiempo de comunión con el Espíritu de Dios no sea coartado por ningún parásito.
A solas con Dios es como crecemos y maduramos espiritualmente. Ahí encontramos nuevas fuerzas y nuestras vidas son renovadas como el águila. Ahí reconocemos nuestra condición inútil y vemos directamente a Dios tal cual Es.
En comunión con Dios, el mundo y sus atractivos son opacados por la belleza del Creador, y nuestras más valiosas posesiones pasan en segundo plano, puesto que Dios toma prioridad numero uno en nosotros.
Te invito a que comiences a tener momentos a solas con Dios, y muy pronto te enamorarás de El. Dios te bendiga.
Momentos en los cuales podemos reír, llorar, cantar, gritar, orar o callar porque estamos ante Dios, sean estos segundos, minutos, horas, días o toda una vida; nuestra alma no se cansa, fatiga o aburre de estar con Dios.
El estar a solas con Dios es un privilegio exclusivo de aquellos que le hemos rendido nuestra vida a Cristo, le hemos pedido perdón, y por lo tanto Su Espíritu Santo nos guía al Lugar Santísimo, en la misma Shekina de Jehová.
Esos momentos no siempre son de bonanza: muchos hombres y mujeres de Dios del antiguo testamento pasaron episodios amargos en sus vidas, pero eso mismo los motivó a entrar al secreto de Jehová. Veían sus problemas como el motivo perfecto para tener comunión con Dios. Su enfoque no estaba en el problema, sino en estar a solas con Dios.
En esos momentos nadie más cabe. Es como una balsa o embarcación, en la cual solo cabes TU y DIOS al otro lado. Un tercer individuo hundirá la embarcación. Todo aquello que quiera entrometerse en nuestros momentos íntimos con Dios debemos eliminarlo de raíz. Debemos ser radicalmente estrictos en que nuestro tiempo de comunión con el Espíritu de Dios no sea coartado por ningún parásito.
A solas con Dios es como crecemos y maduramos espiritualmente. Ahí encontramos nuevas fuerzas y nuestras vidas son renovadas como el águila. Ahí reconocemos nuestra condición inútil y vemos directamente a Dios tal cual Es.
En comunión con Dios, el mundo y sus atractivos son opacados por la belleza del Creador, y nuestras más valiosas posesiones pasan en segundo plano, puesto que Dios toma prioridad numero uno en nosotros.
Te invito a que comiences a tener momentos a solas con Dios, y muy pronto te enamorarás de El. Dios te bendiga.
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