Hoy es 14 de febrero, una fecha que en el mundo secular celebran el día del amor y la amistad.
Claro, así como otras celebraciones, este día esta rodeado y envuelto en consumismo y compra-venta de artículos varios, donde los realmente beneficiados son los grandes empresarios que venden "corazones, valentines, rosas y chocolates" a las masas para conmemorar una tradición más.
Los hijos de Dios no practicamos o participamos de actividades como estas, pues tiene un trasfondo místico y algo oscuro en cuanto al día de "San Valentín".
Pero entrando en materia, no he venido a hablar acerca del 14 de febrero, sino de algo que quiero llamar "El verdadero amor". Este amor no se expresa una vez al año, ni en una fecha específica. No necesita que las masas se amontonen y gasten su dinero en cosas insignificantes que se arruinan, rompen u olvidan con el tiempo.
Es un amor por el cual muchas personas, hombres y mujeres por igual, han ofrendado inclusive sus vidas por compartir con los demás este amor. Un amor que va más allá que el placer sensual y la satisfacción de los sentidos y de la carne.
Un amor que ha sido capaz de subsistir aún a pesar de todos los esfuerzos que muchas personas (e inclusive huestes espirituales malignas) por destruirlo y así evitar que los demás lo obtengan.
Un amor tan sublime y hermoso que no hay palabras para expresarlo; ni las mejores poesías de los más exquisitos poetas de antaño podrían describir o tan siquiera acercarse a la verdadera esencia de este amor.
Un amor que no conoce fronteras o barreras ninguna, que ha traspasado los límites del tiempo y del espacio para llevar a la humanidad un mensaje de esperanza y confort.
Ese amor... es el Amor de Dios. ¡Ah, eso era! (podrías pensar), pero este amor va más allá de ser un amor cualquiera. EN realidad, la esencia misma de la palabra amor la encontramos en Dios.
La Biblia nos expresa que "DIOS ES AMOR". En otras palabras, el Amor mismo, la esencia del amor de la creación es Dios mismo. Este es un amor tan grande, que tuvo a bien pasar por alto todo nuestro pasado y darnos una nueva oportunidad.
Como ya sabemos, somos pecadores y merecemos el castigo por nuestra desobediencia, el cual es pasar la eternidad apartados de Dios en el Infierno. Claro, a ninguno nos gusta que nos digan que nos iremos al infierno, pero para salir del, Dios realizó un plan maestro.
Este plan consistía en encarnarse (tomar forma de hombre), lo cual hizo en la persona del Señor Jesucristo. El Amor, osea Dios mismo, en Jesús, estaba haciendo el nexo, la unión perfecta entre un Dios Santo y la humanidad pecadora.
El amor de Dios fue tan grande, que no lo importó nuestros pecados, ni lo malo de nuestras vidas, que EL MISMO tomó la culpa por TUS pecados y los MIOS, los llevó sobre Sus hombros, además de cargar con la cruz y el tormento angustioso de morir por la humanidad.
Amor lo podemos entender mejor si lo comparamos con la palabra SACRIFICIO. Dios cargó en la persona de CRISTO nuestro pasado, presente y futuro, entregando así el pago por nuestra culpa, a tal grado de dar SU vida, SU Sangre y SU Cuerpo por nosotros los pecadores.
El mensaje central del Evangelio es "DIOS ES AMOR". Amigo o hermano, DIos t ama, y no solo el 14 de febrero, o el día de tu cumpleaños, o en navidad, ¡No! Dios te ama todos los días, y te seguirá amando por toda la eternidad.
Ahora, ¿es este el mismo amor que el mundo celebra? Me imagino que no. El amor del mundo es ficticio, engañoso, pasajero y ambicioso. Es un amor egoísta que lo único que busca es la satisfacción personal y no la mútua, como Dios lo desea para con el hombre.
El amor del mundo es una fantasía sensual y no una realidad espiritual. Dios desea derramar de SU VERDADERO AMOR sobre TU vida y la Mia, pero debemos dejar de buscar el amor donde no lo hay. Volvamos a Dios, pues el verdadero amor Dios nos lo expresa cada vez que vemos la cruz y a Cristo crucificado por nosotros, diciéndonos a gritos sinceros:
Claro, así como otras celebraciones, este día esta rodeado y envuelto en consumismo y compra-venta de artículos varios, donde los realmente beneficiados son los grandes empresarios que venden "corazones, valentines, rosas y chocolates" a las masas para conmemorar una tradición más.
Los hijos de Dios no practicamos o participamos de actividades como estas, pues tiene un trasfondo místico y algo oscuro en cuanto al día de "San Valentín".
Pero entrando en materia, no he venido a hablar acerca del 14 de febrero, sino de algo que quiero llamar "El verdadero amor". Este amor no se expresa una vez al año, ni en una fecha específica. No necesita que las masas se amontonen y gasten su dinero en cosas insignificantes que se arruinan, rompen u olvidan con el tiempo.
Es un amor por el cual muchas personas, hombres y mujeres por igual, han ofrendado inclusive sus vidas por compartir con los demás este amor. Un amor que va más allá que el placer sensual y la satisfacción de los sentidos y de la carne.
Un amor que ha sido capaz de subsistir aún a pesar de todos los esfuerzos que muchas personas (e inclusive huestes espirituales malignas) por destruirlo y así evitar que los demás lo obtengan.
Un amor tan sublime y hermoso que no hay palabras para expresarlo; ni las mejores poesías de los más exquisitos poetas de antaño podrían describir o tan siquiera acercarse a la verdadera esencia de este amor.
Un amor que no conoce fronteras o barreras ninguna, que ha traspasado los límites del tiempo y del espacio para llevar a la humanidad un mensaje de esperanza y confort.
Ese amor... es el Amor de Dios. ¡Ah, eso era! (podrías pensar), pero este amor va más allá de ser un amor cualquiera. EN realidad, la esencia misma de la palabra amor la encontramos en Dios.
La Biblia nos expresa que "DIOS ES AMOR". En otras palabras, el Amor mismo, la esencia del amor de la creación es Dios mismo. Este es un amor tan grande, que tuvo a bien pasar por alto todo nuestro pasado y darnos una nueva oportunidad.
Como ya sabemos, somos pecadores y merecemos el castigo por nuestra desobediencia, el cual es pasar la eternidad apartados de Dios en el Infierno. Claro, a ninguno nos gusta que nos digan que nos iremos al infierno, pero para salir del, Dios realizó un plan maestro.
Este plan consistía en encarnarse (tomar forma de hombre), lo cual hizo en la persona del Señor Jesucristo. El Amor, osea Dios mismo, en Jesús, estaba haciendo el nexo, la unión perfecta entre un Dios Santo y la humanidad pecadora.
El amor de Dios fue tan grande, que no lo importó nuestros pecados, ni lo malo de nuestras vidas, que EL MISMO tomó la culpa por TUS pecados y los MIOS, los llevó sobre Sus hombros, además de cargar con la cruz y el tormento angustioso de morir por la humanidad.
Amor lo podemos entender mejor si lo comparamos con la palabra SACRIFICIO. Dios cargó en la persona de CRISTO nuestro pasado, presente y futuro, entregando así el pago por nuestra culpa, a tal grado de dar SU vida, SU Sangre y SU Cuerpo por nosotros los pecadores.
El mensaje central del Evangelio es "DIOS ES AMOR". Amigo o hermano, DIos t ama, y no solo el 14 de febrero, o el día de tu cumpleaños, o en navidad, ¡No! Dios te ama todos los días, y te seguirá amando por toda la eternidad.
Ahora, ¿es este el mismo amor que el mundo celebra? Me imagino que no. El amor del mundo es ficticio, engañoso, pasajero y ambicioso. Es un amor egoísta que lo único que busca es la satisfacción personal y no la mútua, como Dios lo desea para con el hombre.
El amor del mundo es una fantasía sensual y no una realidad espiritual. Dios desea derramar de SU VERDADERO AMOR sobre TU vida y la Mia, pero debemos dejar de buscar el amor donde no lo hay. Volvamos a Dios, pues el verdadero amor Dios nos lo expresa cada vez que vemos la cruz y a Cristo crucificado por nosotros, diciéndonos a gritos sinceros:
"YO TE AMO, CON AMOR ETERNO"
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