Sabemos que todos somos seres humanos con capacidades y cualidades extraordinarias. Cada uno de nosotros poseemos algo especial, una gracia colocada or Dios, lo cual nos hace ser únicos y especiales.
Todos tenemos responsabilidades y obligaciones, tareas y cosas que hacer en la vida secular. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Si no trabajamos, si no actuamos, si no luchamos por las cosas que deseamos alcanzar, pasará TODA una vida y nunca lograremos nada.
Pero... es normal que a nuestras vidas lleguen momentos de cansancio, ocasiones en las cuales ya no podemos ni queremos seguir adelante. Y es que somos humanos, y nuestras fuerzas y capacidades son reducidas, tienen un límite. No somos seres sacados de una historieta, sino simples mortales que nos cansamos, hastiamos y fatigamos de las cosas en más de una ocasión.
Ello significa que en más de un momento de descanso es necesario para reponer las fuerzas que el trabajo y esfuerzo material y espiritual se reponga. Jesús estaba consiente de esta condición humana, así que con ternura y comprensión dijo estas palabras:
Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Puede que hayas luchado en la vida y hayas triunfado, pero El sabe que no ha sido nada fácil y por ello te invita a descansar. No te debes de rendir y debes de seguir luchando, pero para tener fuerzas Jesús te invita a DESCANSAR EN EL.
Recupera tus fuerzas, no dejes de pelear pero descansa, reposa, confia en que Dios lo hará y pronto verás como las puertas se abren y las cadenas se caen. Confía en El, nunca te va a fallar.
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